Praetera, musica et vita

La noticia le produjo un impulso que le hizo estremecerse. Mientras miraba la ciudad infinita a través de su ventana, los recuerdos fueron, uno a uno, impregnándose en cada poro de su piel.

«Los primeros rayos de sol traspasaban el cristal de la habitación, iluminando cada rincón. Desde la cama, divisó con sus ojos cansados la destartalada guitarra, su fiel compañera de cantos y penas. La había conseguido años atrás, después de largos veranos recaudando el dinero que le había llevado a adquirirla. Tenía las cuerdas rotas, una gruesa capa de polvo y el peso del tiempo, que se había cernido sobre ella, implacable. Se levantó y, cogiendo la guitarra, salió en busca de alguna tienda donde pudiesen arreglarla.

 Llegó hasta una tienda de música, bajo el nombre de «Praetera, musica et vita». Empujó la pesada puerta y avanzó hasta el mostrador, en el cual sólo había una vieja caja registradora y un cuaderno. Justo detrás, se encontraba una mujer robusta, alta, con la mirada perdida. Le preguntó por el motivo de su visita, el hombre se lo explicó y la mujer, sin mediar palabra, se retiró a un cuartucho al fondo de la tienda con el instrumento entre sus manos.

Se escuchó entonces, en la sala, una melodía triste, aunque dulce, que desprendían las cuerdas de una guitarra, cuyo sonido dirigía la vista al chico que la acariciaba. No sobrepasaba los once años, llevaba la ropa hecha jirones, tenía piel clara y ojos parduzcos. Por su apariencia se podía deducir que era un chico de la calle, al que le faltaba todo menos talento. En ese momento apareció la dependienta, que se disculpó por la tardanza y le devolvió la vieja guitarra, arreglada.

Ya con el instrumento en su posesión, se dirigió al joven y se lo tendió, con la condición de que prometiese que llegaría lejos y no dejaría nunca de tocarlo. Lleno de emoción, le dio un abrazo y salió a la calle, donde empezaría a labrar su nuevo futuro.»

El artículo, bajo el mismo título que el nombre de la tienda, narraba la historia de un joven que, gracias a una guitarra, había pasado de ser el niño que vagaba por las calles, a un exitoso músico y compositor de renombre, que agotaba entradas y llenaba estadios con su música.


4 respuestas a “Praetera, musica et vita

  1. Aquí se halla mi comentario de este texto el cual pretendo comenzar con una frase : La vida es sin duda un gran cumulo de sucesos de una variable predicción ,esto en teoría es algo obvio .La creación de este texto narrativo con una notable intención de realismo , no se halla mas allá de las descripciones cuidadas las cuales como un dato adicional podrían ser quizás más intrigantes para atraer al lector con algo impactante. Puede que este lector no comprenda la intención de este relato , sea como fuere me complacería leer una aunque fuere breve explicación del mismo . Con esto no he culminado mi comentario , mas si mi intención fuera disminuir el contenido de este se podría resumir en una palabra y esta es predecible , esto tiene una explicación y es por una repentina sensación que desprende a obviedad , como ya dije ; la vida tiene que ser algo inesperado y en esto sin intención de ofender lo único impredecible es el concepto de el primer músico . En mi humilde opinión deja mucho que desear el final de este breve relato , quizás me halla parecido muy cliché o predecible o simplemente incompleto . Es por esto que si estuviera en mis manos el deber de calificar con una nota lo pondría entre los 14 y 18 puntos sobre 30 . Quizás algunas cosas sean simples tonterías o no pero sin duda el final y las cosas a mejorar pesan y le quitan el gran potencial que podría tener . Animo a esta joven escritora a leer su propia obra tras observar este comentario y que vea lo que trato de exponer y espero más obras de la misma en las que poco a poco se valla superando como escritora .

    Un saludo .

    Yo expiro, Horacio, la activa ponzoña sofoca ya mi aliento… No puedo vivir para saber nuevas de Inglaterra; pero me atrevo a anunciar que Fortimbrás será elegido por aquella nación. Yo, moribundo, le doy mi voto… Díselo tú, e infórmale de cuanto acaba de ocurrir… ¡Oh!… Para mí solo queda ya… silencio eterno.

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    1. Este relato lo presenté a un concurso de mi colegio cuyo tema debía ser la solidaridad, por lo que el trasfondo que intento dejar es el de dicho tema. Es cierto que muchas partes dejan mucho que desear y el final podría tornarse menos predecible, pero aún me queda mucho que aprender y que evolucionar. Gracias por tus correcciones, las tendré en cuenta para futuros textos.

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