Felices fiestas.

Hoy es Navidad.

Alguien ha destruido el palacio de la luna y los guardianes abandonan los campos de centeno. Nunca nos había quedado tan cerca ningún precipicio. Las luces de bohemia se han apagado dejando una oscuridad esperpéntica, secando las hojas de hierba que se posan en nuestras pestañas. Todavía no somos viejos y hemos matado al mar. Le hemos arrebatado la elegancia al erizo y todavía nos extrañamos cuando nos llaman los renglones torcidos de Dios. El perfume ha invadido los cuadernos de invierno de algún poeta en Nueva York, y el alquimista no se decide a morir. Hemos matado al señor y ya no hay moscas ni lobos esteparios. Nos metamorfoseamos en peces plátano para morir en pozos. La casa Usher ha seguido cayendo y a nadie ha parecido importarle. Mientras Werther se ha suicidado por amor, los bancos han provocado suicidios por dinero. Las fieras han sido indomesticadas y esta comedia ha perdido lo que tenía de divina. Mordemos más fuerte que nunca y gritamos buscando guerra y trayendo paz. La granja por fin se ha rebelado, ya no habrá soledad en los próximos cien años. Hemos agotado los prejuicios hasta quedarnos en el orgullo. Nadie sabe quién mato al ruiseñor que volaba sobre el nido del cuco. Venimos con ganas de castigo, aunque no cometeremos ningún crimen.

Hoy es Navidad, ya no es ningún cuento, pero seguimos siendo perdedores sin senda.


Deja tu huella